Los acérrimos defensores del medio ambiente, y muchos colegas míos que lean este titular de hoy se estarán llevando las manos a la cabeza.
¡Cómo tengo la osadía de cuestionar el concepto de cambio climático! ¡Cómo tengo la osadía de cuestionar si eso mata!
Bueno, pues aguanta un poquito si eres de esos, porque tengo una explicación razonable y coherente, sobre todo, porque de momento no he negado nada.
Por un lado, no me gusta el concepto de Cambio Climático. El motivo es que es un concepto humano, completamente antropogénico. El clima es algo relativo, es algo que hemos definido nosotros dentro de unos parámetros. A la desviación de los valores de esos parámetros lo llamamos cambio.
Pues yo me niego a tratar la Naturaleza en términos antropogénicos como si fuéramos su dueño. No, de eso nada.
Las temperaturas del mundo están subiendo, eso es un hecho, son datos. Es decir, el Calentamiento Global se está produciendo, aunque de forma desigual según la parte del mundo que analicemos. Aun así, vamos a considerar cierta homogeneidad para no perdernos en demagogias.
La Tierra se calienta, cierto: Calentamiento Global.
¿El clima cambia?: Sólo de acuerdo con nuestra propia vara de medir. Ese es un problema nuestro. Además, el clima requiere el análisis de un intervalo de tiempo extendido, con lo cual lo que ahora mismo podemos observar es, como mucho, una tendencia de cambio en el clima, pero no podemos darlo por un hecho firme hasta que no pase más tiempo. Por otra parte, no podemos luchar contra los cambios climáticos, pero en principio si podemos hacerlo contra el calentamiento. Por eso no me gusta el término «cambio climático».
Con respecto a la segunda cuestión de si el calentamiento global mata personas, tenemos que considerar las consecuencias del dicho calentamiento.
El argumento para decir que efectivamente esto es así, es el agravamiento de los fenómenos meteorológicos destructivos y su mayor frecuencia.
Esto hoy en día está comprobado en los casos de precipitaciones extremas u olas de calor, no así en el caso de tornados o huracanes en los que sólo hay proyecciones negativas en cuanto a su evolución pero de momento no comprobables.
Dicho esto, datos científicos, no especulaciones ni proyecciones, la pregunta es si los fenómenos de precipitaciones extremas o las olas de calor matan personas.
Mi respuesta es no. Si sabemos que estas cosas ocurren y tenemos previsión de que ocurran, lo que mata es no poner las medidas de prevención adecuadas.
En el contenido anterior hablaba de los neandertales y los sapiens. Si fuéramos neandertales probablemente no fuéramos capaces de prevenir estas cosas y nos matarían.
Pero somos sapiens con capacidad suficiente para prevenir y actuar para que estas cosas no nos maten.
Tampoco debemos olvidar, que los fenómenos meteorológicos destructivos ya existían antes del calentamiento global. Lo que pasa es que estos fenómenos en vez de ocurrir cada 50, 100 o 500 años, ocurrirán con más frecuencia. Así que, como mucho, hoy, le podemos echar la culpa parcialmente, como mucho.
Uno de los mejores análisis de la situación, completamente apolítico es el que se puede leer en este artículo de The Objetive.
Reproduzco tal cual sus últimos dos párrafos:
«En resumen, al episodio extraordinario de precipitaciones del pasado 29 de octubre, con una respuesta hidrológica muy rápida con crecidas repentinas o relámpago en dos horas, se le unió una ocupación feroz del territorio, especialmente en áreas de riesgo potencial significativo de inundación. Esto condujo a una inundación de magnitud extraordinaria con un impacto muy severo sobre la población valenciana.
Es el momento de abordar, de una vez por todas, cómo gestionamos el territorio ocupado en zonas inundables y enseñamos a la población que lo habita a convivir con el riesgo».
