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Recientemente he asistido a un anillado de aves paseriformes. Lo de paseriformes quiere decir aves pequeñas, del tamaño relativo a un gorrión que todos conocemos, algunas un poco más pequeñas y otras un poco más grandes.
Pude contemplar la captura y anillado de un mirlo, un carbonero y varios picogordos. Estos son los nombres comunes en España, pero la misma ave o aves similares pueden tener otros nombres comunes según la geografía y el idioma.
Todas estas aves de gran belleza si te gusta un poco el tema y sobre todo si sabes distinguirlas. La afición por la ornitología tiene la particularidad de que cuanto más sabes identificar una especie más te gusta.
Hay quien dice que llega un momento en que te produce frustración por no ser capaz de distinguir las aves que observas. Ese punto a mí no me ha llegado. La verdad es que tampoco soy de los aficionados más comprometidos, pero sí me gusta fijarme en las aves que voy viendo tanto en la ciudad, los parques como el campo.
El caso es que volviendo al anillamiento de aves, podemos anillar cualquier ave, desde el minúsculo colibrí hasta una gran ave rapaz.
¿Para qué se les pone una anilla de identificación?
Siempre que se anilla un ave es dentro de un estudio científico. Bien sea para determinar la densidad de una población como las costumbres migratorias o territoriales, o algún otro tipo de estudio específico sobre el estado de las aves.
Cuando capturamos un ave para su estudio, se toman las medidas de los parámetros de interés y a continuación se suelta.
Si volvemos a capturar el mismo ejemplar, tendríamos datos repetidos, por ejemplo, pero si lleva una anilla, ya sabemos cuándo fue capturara y con qué motivo.
Vaya por delante que para poder anillar aves debes tener una autorización previa certificación de una cualificación que para adquirirla tiene unos requisitos bastante duros como haber asistido al anillado de al menos 1.500 ejemplares de más de 75 especies diferentes.
Si no tenemos autorización para anillado de aves está terminantemente prohibido capturarlas e incluso poseer el material para su captura.
Parece lógico anillar a las aves en el ámbito de los estudios científicos, en un procedimiento que teóricamente no les produce ningún daño.
Ahora bien, tengo mis reservas a este respecto y paso a contártelas.
Creo que se anillan demasiadas aves, o dicho de otra forma, creo que no siempre que se anillan es necesario.
Los motivos son que la realidad es muy tozuda y lleva la contraria a la teoría que dice que el anillado es un procedimiento inocuo para el ave y es necesario.
Inocuo: me pregunto por qué un mirlo tras el anillado se pasa más de una hora inmóvil en el suelo en un comportamiento que no es en absoluto habitual.
La probabilidad de recapturar un ave anillada es muy baja, lo dicen las estadísticas de recapturas, ¿entonces para qué anillar si apenas se van a afectar los resultados de los estudios?
En los córvidos, es decir, cuervos y urracas por ejemplo, las recapturas son nulas porque son aves muy inteligentes y recuerdan dónde y cómo fueron capturadas.
Las grandes aves como águilas o buitres tienden a quitarse las anillas (no pueden porque ya nos encargamos de ponerles unas anillas con cierre de seguridad para que no se las quiten). Obviamente les molestan las anillas como cuerpo extraño. Adicionalmente se les pone una anilla de visualización a larga distancia para poder identificar el ave sin necesidad de recapturarla. Entonces, ¿para qué le ponemos la anilla metálica que le molesta si ya le ponemos la anilla de visualización a larga distancia?
Estos son algunos ejemplos de los motivos por los que creo que se hace un excesivo uso del anillado de aves.
No niego su utilidad incluso la necesidad para determinados estudios científicos. Pero creo que en muchos casos no aporta nada y estamos molestando a las aves desde el momento de la captura, durante el proceso de anillado, e incluso después ya que las hacemos cargar con un cuerpo extraño.
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Hasta pronto.
Ignacio de Miguel
