El tema de hoy gira entorno a la microbiota pero con un par de temas colaterales que no son sólo microbiota.
He mencionado en otras ocasiones la utilización de virus comebacterias, los llamados virus fagos, para tratar el crecimiento excesivo de determinadas bacterias de nuestra microbiota intestinal.
Vuelvo a traer el tema porque leyendo distintas cosas al respecto en los medios generalistas, manipulan la información para crear unos titulares tan llamativos como sesgados, por no decir falsos.
Ahora mismo está de moda diagnosticar la enfermedad llamada SIBO, que son las siglas en inglés que significan “sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado”.
Perdón por lo de llamarlo “moda”, no quiero banalizar la enfermedad, pero hasta hace poco el público general no sabía que existía, ni se diagnosticaba como tal.
El tratamiento de esta enfermedad consta de la administración de antibióticos junto con una dieta restringida en fibra, gluten y azúcares para evitar la proliferación de estas bacterias que se han pasado de la raya.
De lo que se trata es de matar bacterias. ¿Y si en vez de usar antibióticos, que no solo matan las bacterias “malas” sino también las “buenas” utilizáramos virus comebacterias específicos para estas bacterias que crecen en exceso?
Este tipo de terapia, ya te digo yo que acabará llegando a nosotros.
En realidad ya ha llegado en cierta manera, ya que es lo que ocurre en los trasplantes de heces para regular la micriobiota intestinal en trastornos graves. Son los virus de las heces trasplantadas los que se encargan de controlar a las bacterias que provocan los males intestinales por lo que se hace este trasplante.
También el cáncer está relacionado con la microbiota. Una determinada microbiota ayuda a que determinadas terapias contra el cáncer aumenten su eficacia. Y no solo la microbiota, sino la nutrición en general permite una mejora en la efectividad de los tratamientos y una disminución de la toxicidad de los mismos.
Para ayudar a saber qué dieta es más adecuada en casos de tratamiento de cáncer ha surgido una empresa, TNCTerapia. Es una empresa privada, sí, pero cuyo algoritmo de recomendación nutricional para tratamientos de cáncer es propiedad a medias del Hospital 12 de Octubre de Madrid y el CNIO, el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas.
Y es aquí a donde quería llegar. Una empresa con una utilidad y una aportación de valor enorme que ha surgido de proyectos de investigación públicos. Pocas veces podemos ver este tipo de iniciativas que llegan a los ciudadanos gracias a la investigación pública.
La parte negativa es que este servicio debería estar prestado por los servicios públicos de salud. Este conocimiento, condensado en una patente, propiedad de entidades públicas, está siendo explotada comercialmente por una empresa privada.
Esta empresa está formada por científicos que han sido pagados por la Administración en el desempeño de su trabajo, y por eso la patente es de entidades públicas.
Pero ahora trabajan para una empresa privada, probablemente incluso tienen los dos trabajos, y todo gracias al dinero público y limitando el derecho de todos a tener acceso a ese conocimiento.
Me pregunto, si un paciente de oncología puede ir al Hospital 12 de Octubre y solicitar el servicio por el que la empresa cobra 745€.
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Hasta pronto.
Ignacio de Miguel
