Hace poco más de un mes leí un titular que me estremeció un poco. Decía así: ¿Deberían prohibirse totalmente las trampas de pegamento para animales?
Sinceramente me resultó impactante que una revista como National Geographic titulara así un contenido. Es cierto que yo he sido crítico con esta revista por sus alarmismos pasados con respecto al siempre delicado tema del calentamiento global.
Pero podríamos decir que es un medio que difunde información contrastada y seria, y que pretende proteger la Naturaleza mediante la divulgación.
Por eso este título me sorprendió tanto.
En España las únicas trampas de pegamento que conozco, y que obviamente están prohibidas, son las que se usan para capturar pájaros.
Lo de «obviamente» no lo parece tanto en otros sitios como Estados Unidos de América, porque es allí a donde se refiere el artículo de National Geographic.
Así que tras leer la información hay que contextualizar la situación. En EEUU se está pensando en prohibir de forma completa las trampas de pegamento que se utilizan sobre todo para frenar a los roedores.
No pienses que son un poco brutos, hay que pensar que allí hay muchísimas zonas de viviendas unifamiliares construidas en madera, sin apenas cimientos, con jardines y muy cerca de parajes más o menos naturales. Lo que para nosotros en España serían poblaciones rurales, aunque el significado no sea el mismo en EEUU que aquí.
El caso es que este tipo de trampas son un poco crueles y afectan no sólo a roedores sino también a insectos o incluso serpientes.
Algunos pretenden ir en contra de esta práctica por la defensa jurídica animal, aplicando la ética humana a los animales. Creo que es un error.
El motivo de prohibir este tipo de trampas es porque no discriminan entre especies y no solucionan el problema de fondo.
Debemos convivir con la Naturaleza. Esto a veces puede requerir limitar las poblaciones naturales de determinadas especies que en nuestros entornos urbanos o de vida no podemos permitirnos.
Pero eso es una cosa y otra muy diferente destruir sin control o buscar la anulación natural en vez de convivir con ella.
No sé si ya lo he dicho alguna vez, pero en un reportaje televisivo sobre Japón, en la ciudad que se mostraba en pantalla no había ni una sola planta ni árbol.
Eso es algo impensable en España o Europa. Para mí sería de locos que una ciudad no tuviera zonas verdes. Y sin embargo parece que en determinados sitios eso no se percibe como un problema.
De la misma manera, es posible que sea necesario controlar las poblaciones de determinados roedores en algunas zonas periurbanas de las ciudades norteamericanas. Al igual que puede ser necesario alejar a las abejas de una comunidad de vecinos en cualquier ciudad del mundo.
Con todo esto, cualquier medida de control debe ser razonable, específica y útil. Si no es así, deja a la Naturaleza en paz.
Hasta pronto.
Ignacio de Miguel
https://hombredecimo.com/trampas-de-pegamento-para-animales