Siempre me he preguntado cómo es posible que el hombre neandertal, el Homo neanderthalensis y alguna otra especie contemporánea como los denisovanos, no hayan sobrevivido hasta nuestros días.
Hoy sabemos por análisis genéticos que tenemos una muy pequeña porción de genes neandertales, e incluso que ellos adquirieron genes de sapiens.
Es decir, hubo hibridación entre especies, vamos que se mezclaron y no sólo de forma casual o puntual, sino con cierta consistencia. Si la hibridación hubiera sido algo puntual no podríamos detectar genes de una especie en otra.
Así que si los neandertales y los sapiens se toleraban, al menos en buena parte, ¿por qué han desaparecido los neandertales?
La explicación que prevalece es que su menor inteligencia no les permitió adaptarse tan bien como los sapiens. Quizá las poblaciones de sapiens crecieron más deprisa y absorbieron a las poblaciones de los neandertales que terminaron por desaparecer como especie.
Luego pienso en las tribus indígenas de América y me planteo por qué no podrían haber sobrevivido comunidades de neandertales en la misma situación en la que viven esas tribus indígenas.
Pero no seré yo quien reescriba la prehistoria admitida por los científicos.
En cualquier caso, las adaptaciones de los neandertales para su expansión por la Tierra eran sobre todo físicas.
Se ha podido observar que las lesiones de los esqueletos fósiles encontrados de los neandertales son similares a las de los deportistas de élite, a los deportistas de alta competición.
Es decir, los neandertales eran robustos y grandes atletas, dentro de su robustez. No eran más altos como digo en el título, posiblemente no eran más rápidos tampoco debido a su gran robustez. Lo que sí parece claro es que eran más fuertes, más resistentes.
Pero el intelecto del sapiens le permitió no necesitar tanta fortaleza, y eso le ha permitido evolucionar hacia una figura más ligera, menos necesitada de calorías, con más tiempo libre y más seguridad en su perspectiva de supervivencia a un entorno hostil.
Hoy en día podemos decir que nos hemos pasado, tanto como para destruirnos a nosotros mismos al destruir nuestro entorno.
Si miramos la evolución de la especia humana, resulta casi milagroso que el azar fuera capaz de crear un sapiens tan poderoso.
Pero toda especie tiene su talón de Aquiles, su punto débil. El nuestro somos nosotros mismos.
Hasta pronto,
Ignacio de Miguel
