La presencia humana siempre ha causado un impacto considerable en su entorno natural. Nos consideramos el depredador cumbre que todo lo puede y que domina a la Naturaleza. A pesar de eso, no fue sencilla la expansión del Homo por el mundo.
En un artículo anterior ya comenté las oleadas de Homo sapiens que no lograron asentarse en Europa.
En la era moderna la Humanidad fabrica cosas de todo tipo de materiales, no solo afectando de forma directa al entorno en el que se establece, sino generando una afectación muy profunda en la Tierra.
Sencillamente, somos destructores de Naturaleza por nuestra propia existencia. En paralelo somos conscientes del daño, y en cierta medida y hasta cierto punto, intentamos limitar y mitigar nuestro impacto.
La realidad, sin embargo, es la que es. Estamos en este momento de la Historia gracias a la destrucción que hemos realizado previamente de la Naturaleza, invadiendo los espacios, extrayendo recursos y generando residuos.
Por mucho que seamos conscientes de que no podemos seguir con el ritmo de destrucción que hemos llevado hasta ahora, debemos ser conscientes de que sin esa destrucción no hubiéramos llegado hasta aquí. Debemos cambiar el modelo de nuestro impacto.
Ese modelo de impacto es el que en Europa nos ha hecho transformar los vertederos de basura en plantas de gestión de residuos para recuperar lo recuperable, reciclar, compostar la materia orgánica, etc.
Aún tenemos algún vertedero como el del municipio de Colmenar Viejo en la Comunidad de Madrid, que da servicio a 80 localidades.
Llegamos tarde a su sustitución por plantas de gestión de residuos, y quieren construir una gran planta de biogás como alternativa.
Una planta de tamaño desaconsejado y a una distancia de la localidad de Colmenar Viejo desaconsejada. Pero no prohibida. En eso se basan para aprobar el plan de construcción a pesar de las oposiciones vecinales.
La culpa de todo lo tiene el dinero. Las plantas de gestión de residuos que las administraciones públicas deberían haber construido no están por falta de presupuesto. Ahora la solución viene de la mano de una planta de biogás de construcción y gestión privadas.
El problema, como siempre, es de dinero.
No tengo conocimientos suficientes para evaluar quién tiene razón. Parece que el tamaño de la planta y la cercanía a Colmenar Viejo no es aconsejable, pero el resto de las protestas no tienen un fundamento concreto, salvo que consideremos que un procedimiento de Impacto Ambiental simplificado no es suficiente para establecer un veredicto (pdf autorización).
Estoy seguro de que esto mismo ocurre en muchos otros sitios de España, y por el mismo motivo, el dinero.
La protección del Medio Ambiente no siempre es rentable a corto plazo desde el punto de vista económico. Pensemos que la protección del Medio Ambiente siempre es rentable desde el punto de vista de calidad de vida y económico, a medio y largo plazo.
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Hasta pronto.
Ignacio de Miguel