El tema de hoy es un poco especulativo, pero creo que merece una reflexión desde una perspectiva científica.
Hoy por hoy no podemos detener el deterioro físico del cuerpo, aunque sí retrasarlo (con costumbres saludables y ejercicio, ya sabes).
Pero más allá de eso, aunque no se habla apenas, algunos multimillonarios están invirtiendo en la eterna juventud.
Para lograr algo así necesitamos dos cosas: la primera conseguir que nuestras células no envejezcan. Se conocen algunos mecanismos de envejecimiento celular, e indicadores de «juventud celular».
Se podría avanzar por ese camino.
Una vez superada esa barrera, necesitamos mantener joven nuestro cerebro y nuestra mente. Pensarás que si logramos mantener jóvenes las células del cuerpo, eso incluye el cerebro.
Pues tal vez no. Las neuronas no se comportan exáctamente como el resto de células del cuerpo, podríamos decir que son más exquisitas.
En este camino, de mantener nuestro cerebro joven, hace unos meses se publicó un estudio científico sobre una proteína de la sangre que rejuvenece el cerebro (en inglés).
La proteína llamada PF4 codificada en el cromosoma 4 de los humanos se ha visto que tiene efectos rejuvenecedores. ¿Podría convertirse en una terapia antiedad? Es más, ¿podría haber una terapia génica que potenciara la producción de esta proteína en edades avanzadas?
Disculpa mi juego de hoy con la especulación científica. Pero lo de la proteína que rejuvenece el cerebro, junto con la microbiota que previene de enfermedades neurodegenerativas, creo que vislumbra un futuro prometedor en relación a la calidad de vida y longevidad de las personas.
Ignacio de Miguel
